Ventanas del alma: una oda a los ojos
Los ojos son las ventanas al alma,
son la puerta al mundo y al corazón,
son el espejo donde se refleja
la luz de la verdad y de la emoción.
En ellos se refleja la luz del sol,
las estrellas, la luna y el mar,
y también se ven las lágrimas,
las sonrisas y el amor más real.
En ellos se esconden los secretos,
los miedos y las esperanzas,
las ilusiones más profundas,
y las verdades más desgarradoras.
Los ojos tienen un lenguaje propio,
que habla sin palabras y conmueve el alma,
son capaces de expresar lo inefable,
y de tocar el corazón sin tocar el alma.
A veces son azules como el cielo,
a veces son verdes como la hierba,
a veces son marrones como la tierra,
y a veces son grises como la niebla.
Pero sea cual sea su color,
los ojos siempre hablan la misma lengua,
la del amor, la compasión, la empatía,
y la de la verdad que nos une.
A través de los ojos podemos ver
la belleza de la vida y la creación,
la luz del sol, la brisa del viento,
y el amor que late en nuestro corazón.
Pero también podemos ver el dolor,
la oscuridad, la tristeza y el miedo,
y el sufrimiento que existe en el mundo,
y que nos desgarra el alma y el cuerpo.
Los ojos son el espejo de la vida,
el portal a la verdad y la libertad,
la llave que abre la puerta del corazón,
y el faro que nos guía en la oscuridad.
Por eso es tan importante cuidarlos,
protegerlos y mantenerlos sanos,
para que sigan brillando con fuerza,
y no se apaguen nunca en la noche.
Cuida tus ojos como un tesoro,
protégelos del sol, el viento y el frío,
y mira el mundo con ellos con amor,
para que siempre brille la luz en tu camino.
Los ojos son las ventanas al alma,
la puerta al mundo y al corazón,
por eso cuida tus ojos como un tesoro,
y verás la belleza de la creación.