La nieve no es blanca, aunque tus ojos te digan lo contrario
La nieve no sería nieve si no fuera blanca, pero si lo piensas bien, parece raro que sea de este color en su totalidad, ya que simplemente son millones de cristales de hielo pegados unos con otros.
Entonces, ¿por qué tus ojos te engañan, de dónde proviene su color?
La nieve se compone por un conjunto de copos, que son cristales de agua congelada alrededor de una mota de polvo. Tienen forma de estrella de seis brazos y a medida que los copos se juntan unos con otros, queda aire atrapado. Ese aire es el que da el color blanco a la nieve.
El secreto de por qué es blanca se encuentra entre estos pequeños cristales hexagonales que forman la nieve. Los copos dejan que la luz se expanda y así la nieve se vea blanca. El hielo, a diferencia de la nieve, no contiene espacios por dónde traspase el aire y por esta razón la luz se dispersa exhibiendo un color transparente.
Fuente: Fundación Salud Visual