Los defectos visuales de la infancia condicionan la visión para el resto de la vida. Descubrirlos a tiempo es clave para disfrutar de buena visión.
En niños menores de 1 año, la visión considerada normal es inferior a la del adulto. En condiciones normales, se observan estas características:
Menos de 1 mes: cierra los ojos si le acercamos una linterna.
1 – 2 meses: mira a la linterna y sigue una mano que se mueva despacio.
2 – 4 meses: sigue cada vez más objetos en movimiento y comienza a jugar con su mano.
5 – 6 meses: se dirige a los juguetes con precisión y los coge.
En niños mayores de 5 años, podemos preguntarnos:
¿Se acerca o aleja demasiado cuando lee?
¿Se cansa de leer?
¿Se frota mucho los ojos?
¿Lee con la cabeza inclinada hacia algún lado?
¿Guiña ambos ojos cuando fija la mirada en algo alejado?
¿Tiene los ojos enrojecidos o llorosos?
¿Se queja de dolor de cabeza?
¿Le molesta el sol y tropieza al entrar en sitios oscuros?
Situaciones de riesgo
Ciertas situaciones familiares o personales pueden significar un riesgo de problemas visuales. Será importante consultar especialmente cuando se dan estos casos:
Defectos visuales en los padres.
Problemas durante el embarazo.
Prematuros.
Lagrimeo continuo.
Párpado caído.
Ojos desviados.