A los más pequeños de la casa se les ilumina la mirada cuando disfrutan de sus juguetes favoritos, pero es trabajo de los padres escoger los más adecuados para su desarrollo visual.
Nuestros hijos pasan una gran parte de su tiempo jugando, una actividad en la que la visión desempeña un papel destacado. Por eso, conviene no dejar la elección de los juguetes al azar, ya que influyen en el desarrollo de sus habilidades visuales independientemente de su edad. De hecho, no debemos pensar solo en los juguetes que podemos comprar en las tiendas, ya que los hechos en casa y los juegos infantiles de toda la vida pueden resultar igual de estimulantes y beneficiosos para los más pequeños de la casa.
Los niños nacen con un sistema visual sin desarrollar que evoluciona con el paso del tiempo. Así, los recién nacidos sólo perciben de manera borrosa objetos que se encuentran muy cercanos, de manera similar a como ven los miopes. A medida que el bebé va creciendo, los diferentes estímulos visuales harán que su visión también se vaya desarrollando. Y nada estimula más fácilmente la visión de un niño que un juguete.
Aspectos a tener en cuenta
Los mejores juguetes son aquellos que agudizan la función óculo-motora, la coordinación ojo-mano, necesaria para el dibujo o los deportes, las habilidades para discriminar el tamaño y la forma, imprescindibles en la lectura, y las destrezas de memoria visual y visualización, implicadas en la comprensión y en la capacidad de abstracción.
Si bien la edad del niño es importante a la hora de escoger los juguetes, lo verdaderamente determinante es su nivel real de madurez. Aunque los juguetes siempre vienen etiquetados con una edad recomendada por los fabricantes, es muy importante tener en cuenta que los niños se desarrollan a ritmos muy diferentes. Por ejemplo, los juguetes con partes pequeñas sólo están recomendados para mayores de 3 años, pero puede que a tu hijo de 4 años todavía le guste llevarse las piezas a la boca, por lo que este tipo de juguetes no será apropiado.
El tamaño del juguete también es importante. Si no es lo bastante grande como para caber en la boca de tu hijo, pero puede desmontarse en partes más pequeñas, lo mejor es guardarlo hasta que sea mayor. De ahí la importancia de asegurarse de que los juguetes estén sólidamente construidos para que no se rompan o se deshagan y que sus pinturas o revestimientos no sean tóxicos. En cuanto a los peluches, deben poder lavarse en la lavadora, y, pensando en los niños más pequeños, estar hechos sin piezas pequeñas que se les puedan desprender, como botones o lazos.
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