Por qué nos pican los ojos cuando tenemos sueño
La vista es uno de los cinco sentidos que más utilizamos y de ahí que sufre más el paso de las horas. Por la constante utilización de nuestros ojos, éstos se fatigan provocando un leve picor asociado con el sueño. Ésta no es más que una señal que envía nuestro cerebro para que nos tomemos un descanso.
Esa fatiga o incluso deterioro, tiene relación con el tiempo que hemos sometido a nuestros ojos en una misma tarea, ya sea leyendo, trabajando o lo que actualmente es cada vez más común, mirando una pantalla.
El picor en los ojos puede darse por tres factores:
- La frecuencia de parpadeo. Ésta disminuye cuando estamos cansados produciendo así que el ojo se seque y finalmente tengamos esa sensación de picor y sequedad.
- La musculatura que sujeta nuestros ojos. Al utilizar nuestra vista durante muchas horas seguidas, ésta hace que nos vaya costando más el poder enfocar y nuevamente se produce ese picor debido al exceso de trabajo que hace el ojo.
- El uso de las pantallas. Éstas cansan al ojo, produciendo irritación y picor debido a mantener la vista fija en ellas durante mucho tiempo.
Debemos cuidar nuestra vista y no forzarla más de lo debido ya que podríamos desarrollar consecuencias a largo plazo que llegarían a dificultar nuestro modo de vida, por lo que es recomendable descansar correctamente tanto la vista como nuestras horas de sueño.
¿Por qué nos frotamos los ojos cuando estamos cansados?
El motivo principal por el que nos frotamos los ojos cuando estamos cansados o tenemos sueño es debido a que este estado nos provoca sequedad ocular y el frotarnos los ojos estimula las glándulas lagrimales haciendo que segreguen el líquido necesario (lágrimas) para humedecerlos, sintiendo un ligero alivio.
Además, cuanto más cansados estamos más se nos cierran los ojos y el frotarlos de vez en cuando los relaja y mantiene abiertos más tiempo.
Por último, está el reflejo óculo-cardíaco o, dicho de otra manera, la conexión que existe entre los músculos de alrededor de los ojos (extraoculares) y nuestro corazón. La estimulación de esos músculos oculares a través de una tracción hace que se ralentice el ritmo cardiaco, ayudando a sentirnos algo más relajados y descansados.