El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es hoy un tema que despierta gran interés y son muchos los estudios que se están llevando a cabo, tanto internacionales como en el ámbito nacional.
El TDAH se caracteriza por tres síntomas nucleares: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, aunque no siempre están presentes conjuntamente, puesto que existen subtipos dentro de esta entidad nosológica.
Desde que el reconocido psicólogo Still, en 1902, describió por primera vez un grupo de niños con diversos grados de agresión, hostilidad, conducta desafiante, desatención e hiperactividad, los intentos por conceptuar y validar un síndrome que pueda agrupar este conjunto de síntomas han sido múltiples.
A través de los diversos cambios a lo largo de los años se han ido perfilando las dimensiones involucradas en el TDAH; en un comienzo se pensó que la dimensión principal era el exceso de actividad motora, después se le restó importancia a la hiperactividad y se la consideró un factor que acompañaba un déficit sustancial en la capacidad para prestar atención.
Finalmente, la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) considera que el TDAH posee dos dimensiones subyacentes: falta de atención e hiperactividad/impulsividad, cuya validez se ha comprobado a través de estudios de análisis factorial.
Causas
Se han demostrado factores de origen hereditario (es decir, no adquiridos en el curso de la vida del individuo) en un 80% de los casos. Diversos estudios demuestran que no hay una transmisión familiar del trastorno (a través de patrones educativos). En contraste, cabe destacar que la contribución estimada de factores no hereditarios a todos los casos de TDAH es de un 20%.
Tratamiento
Los síntomas del TDAH expresan un problema de pautas de crianza que constituye todavía el pilar más importante de la terapéutica. Los tratamientos habituales se basan paradójicamente en estimulantes, de los que muy pronto se observó que modifican positivamente los síntomas. Entre ellos están la cafeína y la nicotina, con los que a veces se automedican adolescentes y adultos.
Actualmente, las sustancias más empleadas en Estados Unidos son el metilfenidato (principio activo detrás del nombre comercial Ritalina) y la d, l-anfetamina (Adderall), seguidas de ladexanfetamina (Dexedrina) y la metanfetamina.
Fuente: Porfesores.ucv.cl