Estimados lectores del blog de Lasik Center, hoy os traemos esta nota escrita por el Dr. Gustavo Vincent Pérez, Director de OcularWeb.
El queratocono, es una enfermedad degenerativa no inflamatoria que se caracteriza por una ectasia cónica de la córnea.
Habitualmente se inicia en la pubertad y progresa hasta la tercera o cuarta década de la vida que es cuando suele detenerse. El componente principal de la córnea es el colágeno que aporta las características fundamentales para que una córnea se considere sana.
La resistencia de las fibras de colágeno está relacionada con su distribución y con la creación de zonas de unión entre las moléculas. Se ha demostrado que la resistencia del tejido corneal en un ojo afectado de queratocono disminuye en un 50% en comparación con un ojo sano, esta disminución trae como resultado una córnea estructuralmente débil con tendencia a adelgazarse y a protuir en forma de cono.
El queratocono puede ser progresivo y provoca un astigmatismo irregular que en muchas ocasiones no se puede corregir con gafas, ni con lentes de contacto rígidas. Precisamente, la aparición o el aumento de este astigmatismo es el principal factor diagnóstico de la enfermedad.
Casi siempre afecta a los dos ojos, pero no suele ser simétrico. En la mayoría de los casos existe un componente genético, aunque no es necesariamente hereditario. Con el auge de la cirugía refractiva se está observando un incremento de casos de queratocono iatrogénicos.
En muchas ocasiones, el queratocono se mantiene en la fase inicial y no llega a desarrollarse ni a progresar (queratocono frustre). Mientras que en los casos más severos pueden requerir un trasplante de córnea como única solución.
Los casos más graves afectan a los pacientes más jóvenes, que es cuando la enfermedad es más agresiva y con más rápida evolución. A partir de los 40 años, el queratocono no suele progresar, ya que con la edad la córnea se hace más rígida de forma completamente natural.
El tratamiento del queratocono ha ofrecido pocas opciones durante muchos años, aparte de las lentillas gas permeables, la colocación de anillos intraestromales para ayudar a aliviar los problemas visuales ha sido una de las pocas posibilidades.
Una nueva opción terapéutica ha surgido con la utilización de los enlaces cruzados de colágeno o cross-linking, en general es un tipo de reacción química que genera la formación de enlaces cruzados inter o intramoleculares estables no programados aumentando la resistencia de un tejido.
Cuando hablamos de cross-linking corneal nos referimos a un reforzamiento de la córnea que se produce al incrementar el número de uniones entre las moléculas de colágeno. Estas nuevas uniones hacen la cornea menos elástica y aumentan su resistencia biomecánica.
La técnica del cross-linking se basa en la combinación de radiación UV (360-380 nm) con un fotoactivador en este caso la riboflavina (vitamina B2) que da inicio a un proceso de reticulación. La riboflavina se aplica de forma tópica sobre la superficie corneal parcialmente desepitelizada.
Posteriormente, la córnea se expone a una luz ultravioleta de baja potencia, durante la irradiación se siguen administrando gotas fotoactivador. La combinación de la vitamina B2 con la luz ultravioleta provoca una reacción química que hace que aumente el grosor de las fibras de colágeno y los enlaces entre ellas, logrando aumentar la rigidez corneal.
Se han realizado múltiples estudios para valorar la eficacia de esta técnica, todos coinciden en que a diferencia de otros tratamientos, que no son capaces de frenar la enfermedad, el cross-linking impide que el queratocono avance.
Uno de los estudios más recientes realizado en el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona concluye que con esta técnica se detiene el avance en un 95% de los casos y mejora la regularidad de la córnea así como la visión en un 75% de los pacientes. El cross-linking, por tanto, se confirma como una alternativa altamente efectiva para el tratamiento de esta enfermedad, así como para prevenir y evitar el trasplante de córnea que puede requerir un queratocono en fase avanzada.
Fuente: Ocular Web
Fotografía: Vitadelia