Internacionalmente se estima que entre tres y cuatro de cada diez estudiantes tienen algún tipo de defecto refractivo.
Como parte de una campaña de orientación en centros educativos, la colombiana Sonia Gelves, consultora de Transitions Optical para el país, ha comprobado la incidencia de problemas visuales no diagnosticados entre los estudiantes.
Preguntando a los niños en el aula cuáles de ellos no ven bien la pizarra, Gelves tiene un primer indicio de posibles dificultades visuales.
“Es increíble la cantidad de niños que no está viendo bien -asegura la licenciada en Optometría-. Los profesores se quedan sorprendidos”.
Pero ese síntoma -no ver bien la pizarra- solo sirve para detectar una visión lejana defectuosa. Un menor que, por ejemplo, se acerque mucho al televisor podría no estar viendo bien la pantalla a causa de una miopía.
Otras señales de alerta incluyen ladear la cabeza al leer, frotarse los ojitos con frecuencia, perderse de renglón al leer o seguir la línea con el dedito, parpadear mucho, ojos rojos, caspa en el borde de las pestañas… o hasta la actitud.
“Un niño que no ve bien tiene una actitud muy diferente de uno que sí ve bien: es más indisciplinado, distraído…”, comenta Gelves.
Causas
Las estadísticas indican que entre tres y cuatro de cada diez estudiantes tienen algún defecto refractivo (miopía, hipermetropía o astigmatismo), dice el mexicano Roberto Tapia, licenciado en Optometría.
“Esto va a causar una baja en el rendimiento escolar y en muchas ocasiones deserción”, advierte.
¿Por qué hay tantos problemas de la vista entre los menores de edad? Según Gelves, un factor importante es la herencia, pero no se descarta la influencia del uso de videojuegos y teléfonos móviles.
“A veces tanto esfuerzo en visión cercana ocasiona que el ojo tenga que crear una capacidad para ver más a esta distancia, que sería la visión próxima, y descuida la visión lejana”, explica.
Asimismo, al usar videojuegos, la computadora o el celular, los chicos se concentran de tal modo en el aparato que olvidan hasta parpadear y sus ojos se resecan.
Recomendaciones prácticas
Para promover la salud visual de los niños, además de un examen anual, la licenciada en Optometría Sonia Gelves recomienda a los padres:
- Establecer un límite de horario para que sus hijos usen videojuegos o vean televisión.
- Estimular a sus hijos para que realicen actividades al aire libre.
- Evitar el abuso de las tecnologías citadas en niños de muy tierna edad.
- Vigilar la distancia a la que sus hijos -especialmente los adolescentes que son los más propensos a ello- colocan el celular mientras “chatean” (los brazos deberían formar un ángulo de 90 grados) y recordarles levantar la vista de vez en cuando para ejercitar la visión lejana.
El cuidado visual de los pequeños
La tendencia a abusar de la visión cercana no implica que el principal problema que presenten los niños sea la dificultad para ver de lejos. De hecho, de acuerdo con Sonia Gelves, consultora de Transitions Optical para República Dominicana, la mayoría de los niños nace con una pequeña hipermetropía (dificultad para ver de cerca), y si esta supera el grado esperado para la edad del pequeño, hay que corregirla, pues en la etapa escolar el afectado deberá hacer tareas que requieren una buena visión cercana.
Los menores también pueden presentar desviaciones en algún ojo, que se pueden -y deben- mejorar con anteojos.
“Hay defectos visuales que, si no se corrigen, ocasionan ambliopía, que es la pérdida de visión en un ojo y que es irrecuperable a pesar de colocar alguna corrección”, advierte Gelves.
No hay que esperar a que el pequeño sepa leer para llevarlo a la consulta oftalmológica. Los niños pueden ser sometidos a una evaluación visual desde el momento de su nacimiento. Para ello existen pruebas especializadas como el examen del fondo del ojo.
“Eso es lo que queremos alertar a los padres y maestros -dice Gelves-: hay que examinar a los niños y debe volverse una costumbre una vez al año la visita al especialista de la vista”.
Su compatriota Ernesto Maldonado, gerente de Transitions Optical para el Caribe, corrobora con ella. Aunque dice que, en la mayoría de los casos, los recién nacidos evaluados por el oftalmólogo tienen alguna condición que predispone al padecimiento de males visuales o son hijos de padres con problemas de la vista, expresa: “La visita al oftalmólogo una vez al año es indispensable […] En el momento en que vayas porque te duele, puede ser demasiado tarde”.
Corrección
Si, por su condición o el grado de avance de esta, un bebé requiere corrección, se le indican anteojos o hasta lentes de contacto.
Según Roberto Tapia, licenciado en Optometría, no es tan complicado lograr que el menor se adapte a este accesorio. En el caso del lente de contacto, este tiene las mismas características que el de un adulto; solo cambian el tamaño y las curvaturas, y el tiempo de uso, ya que el chiquillo depende de sus padres para la colocación y limpieza de la lentilla.
En el caso de las monturas, dice Tapia, se puede escoger una tipo google, que no moleste. “Pero estamos hablando de casos casi, casi excepcionales, en el sentido de una graduación muy alta”, aclara el especialista.
Si la deficiencia visual cae dentro de parámetros considerados normales para la edad, basta con darle seguimiento. “Cuando esté en edad preescolar, ahí si ‘atacamos’ con un tratamiento más efectivo”, agrega.
Para dar más orientación a la población acerca de cómo cuidar su vista, Transitions Optical, fabricante de lentes fotocrómicos que protegen de los rayos ultravioletas, creó la web Yonosabiaeso.com
La amenaza de los rayos UV
Roberto Tapia asegura que los ojos de los niños son más vulnerables a los rayos ultravioletas porque sus tejidos son más transparentes. Además, “un niño, en promedio, se la pasa tres veces más en el exterior que un adulto”, agrega.
El daño que sufre, sin embargo, es acumulativo y se manifestará años más tarde en forma de inflamaciones, cataratas, degeneración macular o, en última instancia, ceguera.
La responsabilidad de proteger a los niños recae en manos de sus padres o tutores.
Fuente: Listindiario