Los alimentos funcionales o la comida funcional se definen como aquellos con componentes que porporcionan beneficios para la salud más allá de una nutrición básica. Para ello se les agregan componentes biológicamente activos, como minerales, vitaminas, ácidos grasos, fibra alimenticia o antioxidantes, etc. A esta operación de añadir nutrientes exógenos se le denomina también fortificación. Ejemplos de alimentos funcionales incluyen alimentos convencionales enriquecidos, o suplementos alimentarios o dietarios.
Estos componentes proporcionan nutrientes esenciales a menudo más allá de las cantidades necesarias para el normal mantenimiento, crecimiento y desarrollo y/o otros componentes activos biológicamente que generan beneficios para la salud u otros efectos boiológicos deseables.
En un sentido de uso más común en España se entienden los alimentos funcionales como aquellos alimentos modificados, para que alguno de sus componentes afecte a funciones vitales del organismo de forma positiva. Se trata pues de alimentos destinados a la mejora de la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades.
En la actualidad el mercado recoge productos que incorporan determinados minerales, vitaminas, ácidos grasos o fibra alimenticia. Cada vez son más frecuentes los alimentos a los que se han añadido sustancias biológicamente activas, como los antioxidantes y los probióticos, que tienen cultivos vivos de microorganismos beneficiosos.
Fuentes: Euroresidentes y Wikipedia